¿Como nuestros pensamientos pueden crear nuestra realidad?
Nosotros creamos los pensamientos, los pensamientos crean nuestras intenciones, las intenciones crean nuestra realidad.
Supongamos que quisiera degustar un helado. Pensaría en lo sabroso que sería servirse una bola del maravilloso postre y me lo imagino. Entonces tengo la intención de ir al refrigerador, agarrar el helado y servírmelo. Eso es lo que hago. Si no hubiera helado, podría conformarme con no tomarlo, comer otra cosa, o irme al mercado y comprar uno. El pensamiento fue el deseo de tomar helado. Ese deseo se materializa saboreándolo.
Con este ejemplo vemos que nuestros pensamientos se pueden hacer realidad; algunas veces está en nuestras manos materializarlos, otras veces no. En ocasiones vemos nuestros deseos cumplidos inmediatamente, otras veces tarda un tiempo, ya sea más corto o más largo o puede que en un momento determinado no esté a nuestro alcance. Por suerte, todo lo que pensamos no se realiza instantáneamente; la vida sería mucho más violenta de lo que es. Por otra parte, el hecho de que lo que hayamos estado deseando por mucho tiempo no lo veamos aún, no quiere decir que nunca se logrará. Eso significa que no ha llegado el momento.
Tengo la impresión de que cada uno de nosotros ha venido a este mundo a vivir la experiencia necesaria para nuestro crecimiento espiritual. No todos nacimos en hogares con solvencia económica, ni formando parte de familias amorosas que viven en paz y tranquilidad, etc. Debido a los patrones de conducta que aprendimos, interpretamos lo que nos pasa de una forma determinada, muchas veces errónea. Creo que nuestro objetivo en esta vida tiene que ver con aquello que más trabajo nos cuesta alcanzar, pero lo limitante es precisamente nuestro pensamiento. El mayor reto de todos es el de cambiar una programación negativa en nuestra mente. Sin embargo, tenemos la posibilidad de escoger, si continuar con la rutina de albergar todo aquel pensamiento que nos hace daño o sobreponernos a éste y esforzarnos por transformarlo. Es como aprender a programarnos para evitar causarnos dolor u ocasionárselo a otros. Cuando logramos renovar el viejo patrón mental, nuestra historia personal comienza a ser diferente, ahora a nuestro favor. En La Biblia en La Epístola Del Apóstol Pablo A Los Romanos encontramos : “No os conformeis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2
Pero de dónde viene el pensamiento… ¿de la mente?
Un niño pequeño llora cuando tiene hambre, sed, frio, malestar, incomodidad, etc. El niño no piensa, sino que debido al estímulo ya sea positivo o negativo, él reacciona. Los adultos hacemos lo mismo, la diferencia está en que ahora usamos el pensamiento y además tenemos la habilidad de controlar como reaccionamos. Aprender a utilizar correctamente el raciocinio, nos da la posibilidad de actuar con inteligencia para alcanzar lo que deseamos y convertirnos en seres mucho más felices. En mi opinión, pensamos, porque deseamos amar, ser amados, conocer, conquistar, etc. Del deseo surgen las ideas, que al igual que nuestras emociones, pueden resultar elevadas o bajas.
El pensamiento elevado es aquel que hace conexión con la energía superior. El bajo se desconecta de la fuente, de Dios. Cuando sentimos amor, benevolencia, compasión, etc. hacia otras personas que están en desventaja con respecto a nosotros, nuestras ideas ascienden a planos superiores y se operan maravillosas y hasta milagrosas transformaciones en nuestras vidas, que pueden no verse inmediatamente.
Si por el contrario, cuando dentro de nosotros albergamos sentimientos de egoísmo, miedo, soberbia, envidia, celos, poca autoestima, desconfianza, etc., bloqueamos la Fuente divina y nos conectamos con energías de baja vibración que no harán otra cosa que sabotear el bienestar, ya sea el nuestro o el de los demás. Esto puede manifestarse lo mismo a corto que a largo plazo.
Como esas energías negativas influyen en nuestras ideas y emociones; actuaremos en dependencia de ellas e inconscientemente atraeremos hacia nosotros lo que alimenta a la negatividad. Lo que creamos a partir de esos pensamientos puede estar lleno de eventos indeseables que causan daño. Al no darnos cuenta, cometemos el mismo error pensando de la misma manera, repitiendo el mismo proceso, convirtiéndose en un círculo vicioso. ¿Se da cuenta de que nuestros pensamientos crean nuestra realidad?
¿No cree que funcione así? Bueno, usted está en su derecho de no creer algo o nada de lo que aquí está escrito.
Lo invito a que haga un pequeño ejercicio y preste atención a partir de ahora a algún sentimiento, positvo y otro negativo, los pensamientos que se generan a partir de lo que siente y a sus acciones en dependencia de sus pensamientos. Luego observe el resultado que obtiene. Póngalo en práctica y vea a que conclusión llega. Me agradaría que compartiera sus experiencias con nosotros.
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