Descubre la Verdad

Me pregunto si los que somos latinos tendremos que esforzarnos mas en encontrar el potencial que muchas veces no vemos porque hemos quedado atascados en la frustración y el descontento, el estar enfocados en la falta de, en lugar de lo que hemos alcanzado y lo que podemos llegar a alcanzar. Puede que nos sintamos demasiado aprensivos o heridos por lo que escuchamos sin detenernos a meditar sobre ello y no nos permitimos abrirnos a entender por nosotros mismos.

Muchas veces no aceptamos que cometemos errores ni escuchamos las opiniones contrarias pensando que tenemos razón, sin comprender que ambas partes, aunque opuestas puedan aportar elementos importantes a la razón. Otras veces tratamos de demonizar a un contrincante, abrazamos una opinión en base a algo que asumimos sin profundizar, ni investigar. Creo que como Latina puedo hacer algo mas que eso. Puedo intentar descubrir la verdad por mi misma sin que ni aún los medios de comunicación, que muchas veces se parcializan con una idea, sean los que dominen mis pensamientos y hasta mi voluntad.

Jose Martí, el gran escritor y patriota cubano nos dejó un legado en esta profunda frase: “Ser cultos para ser libres.” Una gran verdad.  Ese pensamiento nos enseña que  el hecho de estar instruido, en la continua búsqueda de lo que es real y comprobable, del conocimiento de diferentes artes o del esclarecimiento del entendimiento de quienes fuimos, lo que somos y adonde vamos nos conduce a la libertad.

Es entender lo que sucede a nuestro alrededor, mantenernos informados adecuadamente, estar alertas  y tener el valor de no permanecer indiferentes ante las injusticias, ante lo inmoral, ante lo perverso. ?De donde sacamos ese valor para defender lo que es justo? Siendo honrados, rescatando las virtudes.

Ser culto es también estar dotado de las calidades de la cultura: de las costumbres o modo de vida del hombre como miembro de una sociedad. El individuo, como parte de un grupo que respete sus derechos, este tiene la libertad de hacer de las virtudes un hábito de vida o de no hacerlo. El hecho de restarle importancia a la honestidad, o de practicar justicia de forma parcializada, o de manipular, reprimir o desbalancear los sentimientos de conmiseración y de bondad, es como echar a perder los materiales que se vayan a usar para hacer la fundación de un edificio. Las virtudes son los elementos que mantienen la solidez, la unidad y la seguridad de una sociedad. Ser íntegro, justo y misericordioso aparte nos  libera de las ataduras del creernos mejores que los demás o de vernos como inferiores.

Por ejemplo, lo justo no es hacer lo que me beneficia a mi a sabiendas que te perjudica a ti, porque eso sería egoista. Como tampoco sería honrado que yo tuviera que aceptar de ti lo que sabes que me perjudica a mi, sin que te esfuerces en enmendarte para procurar no solo tu bienestar, sino el mío también y viceversa.

Estaremos dispuestos a recuperar esas virtudes perdidas aunque la sociedad actual nos mire como anticuados o nos deteste?

 

 

Se verán nuestros buenos frutos cuando cultivamos la semilla del conocimiento  en buena tierra. La tierra es de lo que estamos compuestos. Si dentro, en nuestros pensamientos y emociones le damos cabida a que las pasiones se enardezcan y permitimos por ejemplo que el odio tome control o la envidia nos domine, nuestro entendimiento se cierra y no le damos chance  a que la semilla del conocimiento germine, por muy buena que esta sea. Entonces, ¿de que manera vamos a dar fruto si hemos quedado atrapados en las emociones nocivas que nos consumen a nosotros mismos y dañan a quienes van dirigidas?

Es necesario conocer lo que es divino y sagrado y honrarlo. Cuidar como a un templo del cuerpo y del alma  y recuperar las virtudes, que son las verdades que perduran.  La verdad nos libera.